El embalse de Rioseco, en el parque natural de Redes, supone un gran atractivo para los amantes de estas especies, debido a que es uno de los principales lugares de recepción de aves migratorias, como las anátidas, el cormorán grande y algunas limícolas, que se suman en estas fechas a la veintena de especies de aves acuáticas que tienen allí su hábitat natural durante todo el año: el ánade azulón, el zampullín común y la garza real. Esta riqueza ornitológica se completa con otras aves, no acuáticas, entre las que destacan la lavandera cascadeña, el ruiseñor bastardo o el carricerín común. Por todo ello, el embalse ha sido declarado Zona de Especial Protección para las Aves, Lugar de Importancia Comunitaria y Reserva de la Biosfera. La tranquilidad del entorno favorece que este tipo de pájaros encuentre en los pantanos un lugar ideal donde asentarse. Al ser animales que se mueven poco, su observación es mucho más fácil, «lo único necesario para disfrutar de ellos es ir bien equipados con unos buenos prismáticos o con un telescopio terrestre, silencio y mucha paciencia», explica José Luis Álvarez, voluntario de la SEO Asturias. «Merece la pena venir a disfrutar de este entorno natural», indica.
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